El número dorado, Fibonacci y el celuloide

Todo comienza hace muuuchos años atrás, cuando un tal Leonardo Pisano (a.k.a. Fibonacci) estaba muy aburrido se dedicó a estudiar el crecimiento de las poblaciones de conejos. ¿A qué llegó con eso? Llegó a que los conejos se reproducían según de tal manera que se podía calcular cuántas parejas conejos se tendrían luego de un año, a partir de un par, claro (los conejos de la nada no se reproducen, jeje).

La cosa es que pudo expresar eso con una forma en que teniendo los dos primeros términos de la sucesión (0 y 1) podemos encontrar cualquier otro término sumando los dos anteriores.

He aquí los primeros términos de dicha sucesión: 0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55...





¿Entonces, dónde está la cosa?

La cosa está en que la relación entre un término y el anterior siempre se va acercando a un número: el número áureo, el número dorado, la proporción divina, como le quieran llamar.

Ésa proporción (aprox. 1.6180...) la podemos encontrar en muchísimas cosas, desde los lados de un rectángulo, en el cuerpo humano (proporciones entre diferentes partes), en edificios, en poemas, en canciones, etc.

Se dice que el ser humano está construido en base a ése número, de ahí lo de proporción divina (los creyentes pueden decir que dios también estaba aburrido sabía de matemática).

Hay una página dedicada a éste número tan famoso (en Internet hay páginas para todo). Ahí pueden ver muchos ejemplos de dónde se encuentra el número.





Todo muy lindo... ¿pero la parte del celuloide?

¡Ah!, claro, ya se me escapaba hablar de eso. La cosa es que justo las últimas dos películas que he visto en el cine: The Oxford Murders (Los Crímes de Oxford en español) y 21 (21 Blackjack) agregan a la trama algo sobre Fibonacci, su sucesión y el número dorado.

No es que se basa en eso la trama, pero lo usan como algo curioso, cuando en realidad es algo que está en todos lados, la proporción áurea es más común de lo que creemos (aunque en el cine lo vendan como algo sorprendente y que sólo los matemáticos conocen).

Si no recuerdo mal, también en el libro El código Da Vinci se hablaba del tema: el hombre de Vitrubio de Da Vinci es un lugar donde se pueden encontrar muchas proporciones áureas y creo que algo de eso decía en el libro y es probable que en la película también (nunca la he visto).



Resumiendo: parece más alejado de la realidad de lo que en realidad es, sólo que no se sabe en general.











(*) El número de espirales que gira para un lado y para otro en el centro de un girasol va a ser un número que podemos encontrar en la sucesión de Fibonacci.




¿Cambiamos con el tiempo? Hace pocos días estaba recordado mis dos años como blogger, y con eso todo lo que he vivido durante ése tiempo. Muchas cosas han pasado, pero yo en el fondo sigo siendo el mismo estúpido de antes, que sigue creyéndose las mismas cosas aunque en el fondo sé que no son así. No es que quiera obviar todo lo que he cambiado con el tiempo, lo que aprendí, pero sigo siendo lo mismo de antes.

En las personas mayores se puede ver eso con claridad, ya están en una etapa de sus vidas en la que ni se molestan por cambiar lo que piensan y lo que hacen, y se vuelve peor a medida que pasa el tiempo.



    We never change, do we? no, no
    We never learn, do we?


Eso dice un tema de Colplay un poco simplón, pero que me viene perfecto para cerrar el post aparentando cierta profundidad :P