Te subís al ómnibus, te acomodás, y suben 3 o 4 a venderte cosas (en el mejor de los casos), o se ponen a cantar canciones recontra trilladas con una guitarra, un acordeón o ¡hasta un bombo!
¿Dónde está el problema? No sé por qué, pero SIEMPRE se ponen a cantar junto a mi asiento, mientras yo intento leer algo, o escuchar la radio.
Me tienen harto. He ahí mi drama burgués de la semana.
Carta a David Lynch
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Querido David,
Hoy me siento inclinada a escribirte desde un hueco rojo en donde el tiempo
no es más que una vaga noción y el silencio poliniza todo, con ...