un golpe

Con un mísero golpecito podemos arreglar ese control remoto cuyas baterías ya no quieren saber nada, por ejemplo.
Un enchufe que no andaba bien vuelve a la vida, una palabra que no le sale a un tartamudo, un tatequieto a un niño que no se queda tranquilo, etc.

El famoso golpe de suerte.

Eso nomás.